Abandonado por su dueño durante un período prolongado, el cuerpo del perro se reduce a piel y huesos, un testimonio de su abandono de larga data.

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Hazelnut era un perro pequeño que vino a verme en pésimas condiciones. Era piel y huesos, descuidado por su propio dueño durante mucho tiempo. Mientras lo miraba, no pude evitar sentirme enojado y triste al mismo tiempo. No había ninguna razón para que un dueño dejara a su perro en ese estado.

Pero traté de controlar mi ira y simpatizar con Hazelnut. Necesitaba mi ayuda y cuidado, no mi ira. Todas las pruebas mostraron que padecía la enfermedad del virus parvo, una afección grave que requería tratamiento inmediato.

Discutimos el mejor curso de acción y decidimos llevarlo a la sala de operaciones. Además, también decidimos utilizar la acupuntura como tratamiento a largo plazo para aliviar el dolor. Sin embargo, debido al retraso en el tratamiento, sus músculos no respondían bien a la corriente eléctrica y necesitábamos combinarla con fisioterapia.

La recuperación de Hazelnut fue lenta y difícil. No podía levantarse ni caminar, y su dueño nunca volvió a visitarlo. Era desgarrador ver su expresión triste todos los días, pero no se rindió. Trató de mejorar cada día, comiendo regularmente y complementando con nutrientes saludables. Hicimos acupuntura todos los días y, pronto, Hazelnut comenzó a responder bien al tratamiento.

Aunque su recuperación estaba más allá de mi imaginación, Hazelnut todavía no podía caminar normalmente. Necesitaba un cochecito y fisioterapia para ponerse en movimiento. Pero su deseo de caminar era fuerte e interminable, y nunca se dio por vencido.

Usamos el método de la natación para ayudarlo a mover las piernas y fue un gran avance para Hazelnut. Ganó peso y fue atendido de manera profesional, junto con otros perros discapacitados. Su resiliencia y determinación fueron admirables, y lo vitoreé y elogié cada vez que lograba algo.

El pasado de aflicción y enfermedad de Hazelnut parecía haber desaparecido por completo de su joven alma. Su vida era mucho mejor ahora, muy saludable, muy feliz y muy pacífica. Era uno de los perros más resistentes que he visto en mi vida, y su historia es un testimonio del poder del amor y el cuidado.

Cuando miro hacia atrás en el viaje de Hazelnut, me doy cuenta de que toda la cirugía, el cuidado postoperatorio, la nutrición y el tratamiento fueron importantes, pero no tanto como su voluntad de vivir. Hazelnut tenía un fuerte deseo de vivir y luchaba todos los días para que eso sucediera.