En su décimo cumpleaños, Koda, el husky, se despertó con los sonidos de su familia en su vida diaria. Se dirigió a la sala de estar, donde sus humanos estaban adornados con adornos brillantes, y estiró sus largas y esponjosas piernas.
Gritaron: “¡Feliz cumpleaños, Koda!” y lo colmaron de besos y rasguños en las orejas. Cuando Koda percibió que algo rico provenía de la cocina, su cola comenzó a menearse de emoción.
Su humano trajo un pastel especial para perros solo para él, con una gran vela con el número “10” encima. Koda se sentó pacientemente mientras le cantaban “Feliz cumpleaños” y luego lamió con entusiasmo cada trocito del sabroso manjar.
Después de la torta, llegó el momento de abrir los regalos. Koda abrió el papel de regalo con los dientes y descubrió un nuevo juguete de peluche, una bolsa con sus golosinas favoritas y un collar nuevo con una etiqueta brillante. Jugó felizmente con sus nuevos juguetes mientras su familia lo colmaba de cariño.
Más tarde esa tarde, los hermanos husky de Koda y sus amigos del parque para perros vinieron a una fiesta de cumpleaños. Corrieron por el patio, se charlaron entre ellos y jugaron a la guerra. Koda estaba en el cielo, rodeado de sus seres queridos en su día especial.
Cuando el sol empezó a ponerse, la familia se dispuso a disfrutar de una noche de películas, con Koda acurrucado y contento entre sus humanos en el sofá. Dejó escapar un gran suspiro de felicidad, sintiéndose muy agradecido por su maravillosa familia y por la celebración perfecta de su décimo cumpleaños.