Los científicos dicen que esta especie de océanos abiertos, también conocida como opah, normalmente habita en aguas más cálidas que las del noroeste del Pacífico.
La semana pasada, un pez de 100 peces con forma de tapa de mazo y adornado con escamas de plata y coral naranja apareció en una playa de Seaside, Oregón. El diseño de aspecto exótico de las profundidades se llama aopah o moofish y rara vez se observa tan lejos, según el Seaside Aqariυm local, que fue alertado sobre la criatura marina arrastrada por los bañistas.
Estos llamativos peces de océanos abiertos pueden pesar más de 600 libras y crecer hasta más de seis pies de longitud después de pasar muchos años festejando con sus comidas favoritas como el krill y el calamar, informa Oliver Milma para el Guardia.
Opah normalmente habita en aguas más cálidas, como las de las costas de California y Hawaii, pero no es completamente conocido que explote en aguas de Oregón. En 2009, un pescador atrapó un pez de 97 pulgadas mientras navegaba por la desembocadura del río Colombia, justo al norte de Seaside, informa Jamie Hale del Oregon.
Heidi Dewar, bióloga pesquera de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), le dice a Paυliпa Firozi del Washington Post que normalmente no esperaría encontrar un opah de 100 libras frente a la costa de Oregón.
En las semanas previas al hundimiento de Opah, el noroeste del Pacífico fue azotado por una ola de calor intensa que generó organismos marinos estimados en miles de millones, con almejas y mejillones cocinados vivos dentro de sus conchas. Los científicos dicen que el calor extremo habría sido “prácticamente imposible” sin el cambio climático, según la Guardia.
No hay datos que relacionen explícitamente el avistamiento de peces habituales con la ola de calor o el cambio climático, pero, hablando con el Post, Dewar sugiere que el aumento de la temperatura del océano podría haber influido en el avistamiento extraordinario.
“Estamos viendo que algunos organismos marinos avanzan a medida que aumentan las temperaturas de los océanos”, dice Dewar al Post. Sin embargo, también señaló que la rabia normal del pez está “muy cerca de Oregón, por lo que no es muy sorprendente”.
A pesar de su apariencia llamativa, se sabe relativamente poco sobre la biología básica de los opah, como su edad máxima, según el Post.
El Seaside Aqariυm recuperó el cuerpo prácticamente dañado del opah y lo colocó en un congelador para su conservación. Con la ayuda del cercano Museo Marítimo del Río Colombia, el experimento pretende dar a un grupo escolar la oportunidad de diseccionar los restos de los peces durante el próximo año académico.
“No se sabe mucho sobre estos hermosos peces, por lo que todo lo que podamos aprender será beneficioso”, le dice al Post Tiffapy Boothe, asistente de mapeo en el acuario. “Esto también brindará a los estudiantes la experiencia única de diseccionar un pez realmente genial con el que quizás nunca vuelvan a encontrarse en su vida cotidiana”.
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