Un elefante tenía una picazón tal que simplemente quería rascarse… en un automóvil mientras disfrutaba de un safari en Sudáfrica.
El VW Polo y sus dos aterrorizados ocupantes se encontraron en el lugar equivocado en el momento equivocado cuando el elefante gigante se agachó para frotarse contra el techo y el capó del vehículo.
Las increíbles imágenes fueron tomadas por Armand Grobler, de 21 años, guía de campo y gerente de un albergue, en el Parque Nacional Pilanesburg en Sudáfrica.
Le dijo a Barcroft: “En ese momento estaba estudiando etología (el estudio del comportamiento animal), así que tenía una comprensión básica de lo que estaba sucediendo.
“Se supone que el elefante estaba en Musth, que es un momento en el que un elefante macho tiene una cantidad excesiva de testosterona, convirtiendo incluso al Dumbo más tranquilo en un toro furioso.
“Aunque estaba en esas condiciones, no mostraba signos de agresión o frustración y estaba de un humor más juguetón”.
Los elefantes suelen usar troncos, árboles pequeños y rocas para aliviar la picazón o eliminar parásitos, pero con el auto tan cerca, era una oportunidad demasiado buena para que el animal la dejara pasar.
Armand agregó: “No estábamos seguros de qué hacer en la situación cuando el elefante hizo contacto con el auto, y cuando el auto fue aplastado, temimos por las vidas del conductor y el pasajero, pero nuestros esfuerzos fueron muy limitados en cuanto a lo que podíamos hacer.
“La emoción que sentíamos en nuestro vehículo mientras observábamos con horror era la de estar llenos de adrenalina, pero también de estar aterrorizados e indefensos.
“Los dos pasajeros del coche, un hombre y una mujer, ambos de entre 20 y 30 años, no sufrieron daños, solo quedaron muy conmocionados. Ambos estaban en estado de shock, pero felices de estar vivos.
“El coche no tuvo tanta suerte. Por lo que pudimos ver y oír, todas las ventanas estaban destrozadas, el techo estaba muy abollado y toda la parte superior del coche estaba destrozada.
“Los cuatro neumáticos estaban reventados y el chasis roto”.
En cuanto al elefante, después de darse un buen rasguño, continuó su camino sin picazón, ajeno a la destrucción que había dejado atrás.