Desde su aparición en 2008, el árbol Nareepol, un árbol frutal inusual que se asemeja a un ser humano, ha captado la atención de la gente en Tailandia y más allá. Sin embargo, a pesar de su naturaleza intrigante, todavía no hay una explicación satisfactoria para este fenómeno.
Esta peculiar planta recibe el nombre de Nareepol o Nariphon. En el idioma tailandés, “Naree” se refiere a una niña o mujer, mientras que “pol” es sinónimo de planta o árbol. Por eso los habitantes se refieren cariñosamente a Nareepol como el árbol de la mujer. Su encanto distintivo reside en su apariencia verdaderamente extraordinaria. El árbol da un fruto que posee un parecido incomparable con una niña desnuda, cautivando a todos los que lo ven con una intriga constante.
La fama de esta planta en particular proviene de un video de YouTube publicado por un individuo llamado Tapas Das, que muestra el peculiar árbol. Este árbol, conocido como Nareepol, prospera en la remota provincia de Phetchabun en el norte de Tailandia, aproximadamente a 500 kilómetros de la bulliciosa ciudad de Bangkok. Lo que hace que este árbol sea aún más intrigante son las fascinantes historias que lo rodean. Se dice que cuando un hombre o un niño toca el árbol, sus hojas tiemblan como en señal de protesta. Sin embargo, cuando una mujer o una niña lo toca, el árbol extrañamente no se ve afectado. Estos cautivadores rumores han cautivado la atención de las personas, dejándolas asombradas y entretenidas al encontrar imágenes de esta planta en Internet. A medida que la información sobre el árbol Nareepol se difundió en línea, muchas personas quedaron desconcertadas y cuestionaron su autenticidad. En consecuencia, se embarcaron en una búsqueda para descubrir la verdad. Uno de esos individuos, un YouTuber llamado Guiller Espada, viajó a Tailandia y compró los frutos secos que se cree que provienen del árbol Nareepol. Inicialmente escéptico sobre su existencia, la curiosidad de Guiller se despertó después de explorar más a fondo, lo que provocó una investigación científica sobre Nareepol. Muchos científicos estadounidenses se han aventurado hasta este lugar para estudiar y analizar el polen que contiene la “niña”. Sin embargo, aún tienen que determinar la razón detrás de la forma peculiar de la cáscara de la fruta, que se suma a la naturaleza enigmática del árbol Nareepol.
Tanto los científicos como los budistas están intrigados por el árbol Nareepol, ya que se cree que encierra una historia misteriosa. En la mitología budista tailandesa existe un árbol llamado Nariphon, que crece en el enigmático bosque de Himaphan, hogar de comunidades budistas. Este árbol único florece sólo cada dos décadas. Curiosamente, su fruto toma la forma de una niña con un cuerpo exquisito, con un sorprendente parecido con el árbol Nareepol compartido por Tapas Das en línea. Según la leyenda, el Buda Supremo construyó una humilde cabaña en el bosque para el Bodhisattva Vessantara, un renombrado príncipe conocido por su compasión y su decisión de renunciar al poder y las posesiones para abrazar el budismo. Esta cabaña proporcionó un espacio sereno para que él, su esposa y sus dos hijos meditaran pacíficamente en medio de la belleza de la naturaleza circundante.
Cuando la esposa de Vessantara se aventuró en el bosque para recolectar fruta, constantemente enfrentaba el peligro de ser atacada por otros seguidores budistas debido a su excepcional belleza. Con frecuencia se encontró con casos de burlas y acoso por parte de estas personas. Para proteger a la esposa de Vessantara y asegurar su meditación pacífica, Buda Indra creó doce árboles Nariphone que daban frutos que se asemejaban exactamente a su apariencia. Cuando se aventuraba a recolectar comida, estos árboles daban frutos en forma de impresionantes mujeres jóvenes. La intención detrás de esta creación era distraer a los otros budistas, que albergaban intenciones maliciosas hacia la esposa de Vessantara. Luego, Vessantara recolectaba la fruta de estos árboles Nariphone y la llevaba a su hogar. Curiosamente, estos frutos poseían órganos internos parecidos a los humanos pero carecían de huesos. Tenían la habilidad de bailar y poseían ciertas cualidades mágicas. Si bien aquellos que aún no habían trascendido los deseos mundanos podían disfrutar de los frutos, su lujuria incontrolada los llevaría a dormir durante cuatro meses y perderían todos sus poderes a partir de entonces. Sin embargo, la existencia de Nareepol o Nariphon sigue siendo un misterio y no hay pruebas concluyentes que demuestren su realidad. Según el folclore tailandés, después de la muerte de Vessantara y su familia, el árbol Nareepol sigue dando frutos a diario. Estas atractivas bayas de Nareepol sólo permanecen frescas durante un período de siete días, después del cual se marchitan y mueren si no se seleccionan. Todos estos cuentos y leyendas transmitidos de generación en generación dejan la verdad sobre el árbol Nareepol o Nariphon envuelta en un misterio, provocando numerosas dudas en la mente de todos los que los escuchan.
Sigue habiendo escepticismo en torno a la existencia de los árboles Nareepol o Nariphon. Los escépticos argumentan que las cautivadoras imágenes y vídeos que circulan en línea son meras mentiras que cuestionan la autenticidad de estos árboles. Afirman que estas imágenes se manipulan inteligentemente mediante tecnología avanzada para engañar a los espectadores. Por otro lado, algunas personas proponen una teoría alternativa: sugieren que el cultivador moldeó intencionalmente el exterior de una fruta para que pareciera la silueta de una mujer, creando así la ilusión del árbol Nareepol.
A pesar de todas las circunstancias, la cautivadora imagen de un árbol frutal con forma de mujer sigue cautivando y cautivando al público. Este notable fenómeno no ha pasado desapercibido en el templo budista Singburi en Luang Pho Jarun, Wat Αmpawan, que se encuentra cerca de Bangkok, Tailandia. Aquí, la gente ha elegido preservar y venerar dos cuerpos secos que se cree que son los frutos marchitos del legendario árbol nareepol. En consecuencia, la narrativa que rodea a este extraordinario árbol “mujer” sigue sin resolverse, esperando pacientemente una explicación científica que sea a la vez confiable y lógica.
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