El viejo roble estaba solo en el bosque, sus ramas retorcidas alcanzaban el cielo como dedos torcidos. Pero esto no era un árbol ordinario. Su tronco tenía forma de figura humana, como si un escultor invisible lo hubiera tallado con amoroso detalle.
La “cabeza” del árbol era un nudo redondeado que se asemejaba a una calavera. Ramas gruesas se extendían como una melena de pelo. El tronco se estrechó en “hombros” y luego se ensanchó nuevamente en un “cofre” en forma de barril. Ramas más estrechas formaron la forma de brazos que parecían extenderse.
En la base del árbol, las raíces se habían extendido y torcido para formar una forma de falda, como si el árbol estuviera usando un vestido. Algunas de las raíces incluso se habían enroscado en los extremos, pareciendo pies.
Los aldeanos que vivían cerca sabían sobre el árbol de forma extraña, pero ninguno había tenido una idea clara de él de cerca. Dijeron que había estado allí desde que cualquiera podía recordar, guardando en silencio el bosque con su misteriosa forma humana.
Algunos creían que el árbol era mágico, que en realidad era un espíritu antiguo en forma de árbol. Otros pensaron que era solo una extraña formación natural que a lo largo de los años había desarrollado una forma algo humana.
Nadie sabía la verdadera naturaleza del árbol de forma extraña. Siguió siendo una curiosa maravilla, su historia se perdió con el paso del tiempo. Pero su forma continuaría intrigando a todos aquellos que tropezaran con él, como si estuviera guardando un secreto que nadie podría descifrar.
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